¡Yo qué voy a decir! Soy de allí, allí pasé mi infancia y eso me resta objetividad, aunque me jacto de no ser chauvinista:hay tantos
rincones que visitar.
Primavera y
verano son las
estaciones más gratas en el
Valle, pues en
otoño e
invierno, como todo el medio rural, ese oasis extremeño es fantasmagórico, sólo apto para anacoretas.
Si os gusta zambulliros en gargantas de
aguas cristalinas, la práctica del senderismo y el verde, la buena
cereza y el buen embutido, no dejéis de visitarlo.
Pese a
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