Consta, así mismo, de dos
retablos más, el de
San Antonio de Padua, el del Crucificado y el de la
Virgen de la Candelaria. La nave está dividida en cinco tramos con
arcos de medio punto. Se cubre con
bóveda de cañón con lunetas y la cabecera con una
cúpula sobre pechinas con pinturas murales que representan a los cuatro evangelistas, atribuidas al pintor Pedro González, de finales del siglo XVIII. A los pies se sitúa el
coro, sobre un
arco rebajado.