Saludos cordiales, estimado amigo y paisano extremeño Claudio; como hoy es el DÍA CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO, quiero introducirte un poema que compuse contra esta horrible e irrefrenable lacra social que tantas víctimas está ocasionando en nuestra desnortada sociedad. Casi cada día, estamos escuchando noticias de un caso más... Por lo que he oído por la radio esta mañana cuando me afeitaba, ya van 54 víctimas de la terrible, estúpida y cruenta violencia machista. ¿Cuándo acabará esta sangría cainita? Resuena en mi memoria aquel enunciado divino:"Caín, Caín..., ¿qué has hecho de tu hermano?" Emulando este enunciado bíblico, podríamos decir: "Hombre, hombre... ¿qué has hecho de tu compañera?". Con este modesto poemilla, quiero aportar mi grano de arena lírico por la lucha contra este terrible y vil "ginecocidio" (asesinato de una mujer) que parece imparable.
Saludos cordiales y amistosos de vuestro amigo y paisano
Wenceslao Mohedas Ramos
Jaraicejo (Cáceres) / Barcelona
LA VIL VIOLENCIA DE GÉNERO
La vil violencia de género
está subiendo de número
por tanto ser energúmeno
que el noble instinto venéreo
convierte en impulso espúreo.
Sin la cordial concordancia,
ya su eros se erosiona,
su moral se desmorona
por nefasta intolerancia
que hace fiera a la persona.
Sin los valores morales
y, en su ciego egocentrismo,
su funesto fanatismo
se arma de malos modales
para un cruento cainismo.
Roto el conyugal consorcio
de un matrimonio sin yugo,
el amor muere sin jugo
y diverge hacia el divorcio
donde un consorte es verdugo.
Con su insólita insolencia
y su abuso de poder,
se hace juez de su mujer
y, hoy, dicta mortal sentencia
a quien fue su esposa ayer.
Y, en su alocado desnorte,
con un impulso ferino,
el consorte masculino
mata al fraterno consorte
y llega a ser su asesino.
Wenceslao Mohedas Ramos
Saludos cordiales y amistosos de vuestro amigo y paisano
Wenceslao Mohedas Ramos
Jaraicejo (Cáceres) / Barcelona
LA VIL VIOLENCIA DE GÉNERO
La vil violencia de género
está subiendo de número
por tanto ser energúmeno
que el noble instinto venéreo
convierte en impulso espúreo.
Sin la cordial concordancia,
ya su eros se erosiona,
su moral se desmorona
por nefasta intolerancia
que hace fiera a la persona.
Sin los valores morales
y, en su ciego egocentrismo,
su funesto fanatismo
se arma de malos modales
para un cruento cainismo.
Roto el conyugal consorcio
de un matrimonio sin yugo,
el amor muere sin jugo
y diverge hacia el divorcio
donde un consorte es verdugo.
Con su insólita insolencia
y su abuso de poder,
se hace juez de su mujer
y, hoy, dicta mortal sentencia
a quien fue su esposa ayer.
Y, en su alocado desnorte,
con un impulso ferino,
el consorte masculino
mata al fraterno consorte
y llega a ser su asesino.
Wenceslao Mohedas Ramos