LA
FELICIDAD, algunos estudios científicos, viene determinada en un 50% por la genética; en un 10% por las circunstancias externas o el contexto; mientras que el restante 40% depende de nosotros, de actividades intencionales y emocionales que nos llevan a ser
felices. Es, explica Silvia
Álava, "en este 40% donde los padres pueden influir para aumentar la felicidad de sus hijos", a través de las pautas educativas, de los valores y del ejemplo que les trasmiten y que les sirven para enfrentarse a los
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