Hace un mes viajé a Cáceres para asistir al estreno en el Gran Teatro de La identidad de Polán, una obra de Miguel Murillo, dirigida por mi gran amigo Juan Margallo y representada porLa quimera de Plástico, un grupo teatral que cumple ahora sus 25 años de existencia y que capitanea otro buen amigo, Tomás Martín. No voy a hablar de la obra, excelente en todos los sentidos, sino de que, al ir en coche, me quedé muy sorprendido al ver, en la ladera de un monte, una mancha grande de encinas de color ... (ver texto completo)