¡Madre mía...! Quién nos lo iba a decir, que nos volveríamos a encontrar con el párroco, que empezamos a ser monaguillo. Fuimos a despedirnos deel a San Vicente, aquel lejano 8 de Septiembre de 1958. Le abrumamos de preguntas, le renovamos la vida en su ocaso. Y el tan contento. SALUDOS.
Pues como son las cosas. El otro día en acompañamiento de un entierro, señamos el panteón de 'Los Huesos de la Guerra", (Ahora que se está hablando tanto de la Memoria Histórica) dijimos a alguien que nos oía: "Ahí están los huesos de la Guerra panteón dónde estaba enterrado del cura- párroco D. Antonio Cortés, sin ninguna inscripción.... pronto no se sabrá nada de él... si ya no llegamos demasiado tarde". SALUDOS.