RELATOS AL ATARDECER-CXXXIII.
LOS DEFECTOS. Un sabio de la antigua Persia que era muy respetado se paseaba con sus jóvenes discípulos por un bello paraje. Iban todos absortos en la contemplación de la naturaleza y respirando el aire puro de la montaña, cuando uno de los muchachos interrumpió el silencio para dirigirse al sabio: Maestro, ¿cómo podemos combatir nuestros propios defectos?, preguntó.
El hombre se paró en seco, miró a todos sus discípulos y les hizo una señal para que se alejasen del ... (ver texto completo)
LOS DEFECTOS. Un sabio de la antigua Persia que era muy respetado se paseaba con sus jóvenes discípulos por un bello paraje. Iban todos absortos en la contemplación de la naturaleza y respirando el aire puro de la montaña, cuando uno de los muchachos interrumpió el silencio para dirigirse al sabio: Maestro, ¿cómo podemos combatir nuestros propios defectos?, preguntó.
El hombre se paró en seco, miró a todos sus discípulos y les hizo una señal para que se alejasen del ... (ver texto completo)
¡Jesús, Jesús......................... cuando un árbol se tuerce que difícil es enderezarlo!.