RELATOS AL
ATARDECER-CLXXXIII.
LA
OVEJA IMPACIENTE. Un pastor tenía dos
ovejas que habían parido corderitos. Por las
noches, los encerraba a todos en un
corral para que no se los comieran los lobos y, durante el día, soltaba a las ovejas y dejaba a los corderitos en
casa. En una ocasión, un temporal de
lluvias sorprendió a las ovejas y desbordó un
río que les impedía volver a casa para amamantar a sus crías. Una de las ovejas se puso a pastar paciente en la orilla, esperando que bajaran las
aguas.
La
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