EL BRASERO. En el brasero algunas veces aparecía el tizón que era un trozo grueso de picón que ardía mal, humeaba y en una habitación cerrada podía ser mortal. Pero en las
casas había muchas corrientes de aire y la ventilación espantaba las desgracias.
No era acertado estar mucho tiempo arrimado al brasero porque podías acabar con cabrillas, que eran unas irritaciones que salían en las piernas por el calor y picaban mucho.
Sobre el brasero se ponía la alambrera y sobre esta ropa para que se secara
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