Nadie creerá ni tiene por qué hacerlo… ni por ello seamos macabro, fúnebre, lúgubre, (mejor así, rodearnos de posibles calificativos sin escapatoria alguna), tétrico, siniestro, trágico o funesto: A D. Ángel le tenía escrita para la prensa regional la crónica de su fallecimiento, in que por eso fuese la “crónica de una muerte anunciada; ¡ni mucho menos!, por la sencilla y elemental razón porque yo podía “caer” (lenguaje coloquial). Pero la Divina Providencia, pudo y quiso que me despidiera la tarde ... (ver texto completo)
- ¡Vamos D. Ángel…!, que usted tiene mucha familia. Bueno, bueno, contestó. Mientras se mostraba, sordo no… porque un poco sordo sí que era, teniente, inconmovible de la insistencia del otro copárroco; avisándolo de que tenía que (nosotros no somos de los que digan: dar) oficiar en el cercano cortijo de Clavería. Gracias D. Ángel por haberme tenido en cuenta…. Y muchas cosas más. De nada es justa compensación de lo que usted escribió del fallecimiento de mi padre, hace 42 años como la vapuleada ... (ver texto completo)