RELATOS AL ATARDECER-CCLXXXI
EL SUFRIMIENTO. Una mujer viuda tenía un hijo al que adoraba. Era feliz, hasta que su hijo enfermó y murió. El dolor la atravesó de parte a parte. Y, como era incapaz de separarse de su hijo, en lugar de enterrarlo, lo llevaba con ella a todas partes, ante la inquieta mirada de sus vecinos, que la miraban con una mezcla de lástima y extrañeza. Se ha vuelto loca, decían muchos. Un día, la mujer se enteró de que el gran Maestro estaba cerca, en el bosque, y decidió acudir ... (ver texto completo)
EL SUFRIMIENTO. Una mujer viuda tenía un hijo al que adoraba. Era feliz, hasta que su hijo enfermó y murió. El dolor la atravesó de parte a parte. Y, como era incapaz de separarse de su hijo, en lugar de enterrarlo, lo llevaba con ella a todas partes, ante la inquieta mirada de sus vecinos, que la miraban con una mezcla de lástima y extrañeza. Se ha vuelto loca, decían muchos. Un día, la mujer se enteró de que el gran Maestro estaba cerca, en el bosque, y decidió acudir ... (ver texto completo)