RELATOS AL ATARDECER-CCCXXXV
LA NAVAJA DE AFEITAR. Un peluquero tenía en su taller una bonita navaja: limpia y brillante, reflejaba meses de trabajo, y la satisfacción de cientos de clientes.
Un día de primavera entró un rayo de sol. La navaja notó sus propios destellos; y se llenó de orgullo y vanidad; entonces se dijo: Siendo yo tan luminosa ¿por qué debo seguir aquí rasurando todos los días a feos y rudos campesinos?
Yo merezco una vida más importante que ésta. La navaja ya no quiso trabajar ... (ver texto completo)
LA NAVAJA DE AFEITAR. Un peluquero tenía en su taller una bonita navaja: limpia y brillante, reflejaba meses de trabajo, y la satisfacción de cientos de clientes.
Un día de primavera entró un rayo de sol. La navaja notó sus propios destellos; y se llenó de orgullo y vanidad; entonces se dijo: Siendo yo tan luminosa ¿por qué debo seguir aquí rasurando todos los días a feos y rudos campesinos?
Yo merezco una vida más importante que ésta. La navaja ya no quiso trabajar ... (ver texto completo)