RELATOS AL
ATARDECER - CCCXLII
LOS MONOS BAILARINES. Había una vez un príncipe cuyo padre se esforzaba por concederle todos sus caprichos. Un día, se le metió en la cabeza que quería tener monos que pudieran
bailar y entretener cuando él lo ordenara y el rey, como de
costumbre, no dudó en satisfacer sus deseos.
El príncipe decidió celebrar una
fiesta para mostrar las habilidades de los animales, a los que enseñó a bailar para la ocasión y vistió con ropa ostentosa. Pero, cuando uno de los invitados
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