Compañero Pisaera: creo que el del acordeón a que te refieres, era uno de los hermanos Clemente, de Valencia de Alcántara. En Membrío, que yo recuerde, siempre hubo afición a la música. Francisco, el del taller de la Nora, tocaba muy bien (aun recuerdo los bailes en el salón de abajo, cuando nos poníamos en el balcón colgando los pies) Casimiro, por supuesto, que se hacía acompañar a la batería primeramente por mi primo Quiqui y después un tiempo por el amigo Fernando (que murió ahogado en el pantano
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PC, no me confundas al personal que luego vienen los líos y los malos entendío, ¿Capacidad de influencia en el poder político? Ni en los políticos ni en los fácticos jeje. Que joío... Sobre la matraca, he de decir que las dos que tenía se las merendó la carcoma. Supongo que será la suerte que habrán corrido la mayoría de ellas, aunque, alguna quedará en los oscuros y olvidados "doblao". VISPERAS no sé si conservará la suya, pero de lo que sí estoy seguro, es de que conservará su vieja guitarra y una bandurria de su padre. Y ya que hablaís de Casimiro y Francisco, yo tuve bastante relación con ambos; en la carpintería de Francisco, VISPERAS y yo pasamos muchos ratos con él hablando de mil cosas y haciendo crucigramas. Era muy aficionado a los toros y tenía pósters de toreros, creo que de la revista "El Ruedo", por toda la carpintería. Eran los primeros tiempos de "El Cordobés", Pedrín Benjumea, Palomo Linares... Una gran persona. Y de Casimiro, que decir que no se sepa: omnipresente en todo lo que se hacía en el pueblo y siempre sonriendo. Un fenómeno Casimiro. VISPERAS: sabio el carnero que desde lo alto del mirador de la Casa Grande, inasequible al desaliento, nos indica "de que lado nos viene el aire". En una ocasión por ferias, por la noche, y con el Palacio abarrotao, requirió la atención de la gente y se marcó unos versos de un tal Javier Feijoo que dicen así:
S'han entornao los postigos del portón de mi silencio,
y por una rendijina, se m'han escacapao estos versos.
No sé aönde irán ni qué tiempo,
pero aönde quiera que vayan, se llevan marcäos a fuego
sentimientos en castúo descuajäos d'ese silencio,
y esculpíos con la marra y el cincé d'un extremeño.
¡Extremeño!
No rejuyas de la vos de tus ancestros,
porque d'ella nores sentimos mu ergullosos,
los que palramos asina, porque semos extremeños.
Mucho carnero. Saludos a la concurrencia.
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