[…] Ya no podemos esperar a que se llenen los cortijos: “Clavería”, “Zamores” o “Casillas” y abran sus escuelas, que es el mejor exponente que esto se acaba. A que al entrar por “El Empalme”, veamos adiestra y siniestra campos labrados y sembrados. Que los “portillos” de las paredes de los huertos caigan el ganado y no el pasar del tiempo…. Incluso no importa que sean caídas por los muchachos a salir de escuelas cazando lagartos, cuya especie se encuentra amenazada por su desaparición. Gracias a ... (ver texto completo)