En fin... se nos fue hoy para siempre D. Ángel, sin haberle conseguido de que se le nombrase hijo predilecto de Membrio. Es una mácula en medio de una inmensa e impoluta satisfacción de habernos encontrado entre sus amigos. Quién nos iba a decir a nosotros, que a los pocos años después, era un "contrincante" más de los monaguillos que queríamos ayudarle de decir u oficiar misa. Quién nos iba a decir, que 50 años después colaborariamos a celebrar y festejar sus 50 años de orden sacerdotal en el patio ... (ver texto completo)