La civilización occidental, al llevar adelante la mundialización, ha impuesto asimismo su propia narrativa, su forma de ordenar el tiempo y, con ella, su modelo de explotación del planeta. En este sentido, la narrativa de la
Historia es directamente del agotamiento de especies y reservas naturales que, de no corregirse el rumbo, pronostican que sí habrá un Final de los Tiempos. Para encontrar alternativas a esta amenaza se hace imprescindible que los
pueblos del Sur reafirmen su diferencia histórica
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