Si, si... a este rincón le llamabamos "palco". Y era un anhelo para cualquier muchacho subir a él. Era un éxito esquivar al portero (tío Isidoro, Emilio o Vicente). No obstante se podía ver sorprendido por "el trapo mojado" de Cadimiro o Juan... o llena la escalera de madera por "esculleras". Ya nada queda. SALUDOS.