Ya os avisé que os sacaría en Internet. A pesar de que no aparezco en la
foto, estoy presente; la vara apoyada en la pared y la mochila eran mis herramientas. Lo del saneamiento de las
vacas, con todo el calor que hacía, me resultó gratificante, sobre todo cuando le dábamos un trago al
agua o a la cerveza. No obstante, para un hombre como yo, acostumbrado al
ganado bravo, ese trabajo fue como “coser y cantar”.
Claro que con la edad ya no hay quien enhebre la puta aguja, y en cuanto al cantar…,
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