Bueno... algunas veces, nuestros paseos dan su fruto. SALUDOS.
¡Pobrecito conejo o liebre!, el hubiera preferido seguir disfrutando de la vida entre los tomillos, las retamas, jaras, y haber cantado a la
Navidad.
Pero uno que pensaba de diferente manera, hubo de pasar cerca del pobrecito, que aprovechando posible descuido del animalito, patada en el sitio que mas pudiera dolerle, y a la CAZUELA.