Es la mi Pelucha sin casco
La prueba de fuego de nuestras ancestrales pisaeras. La
piedra más complicada hincada en el tramo más profundo ¡tiene guasa la cosa!.
Cuando venía crecidita la Rivera, aquello parecía que se movía con la corriente. ¡No mires al
agua, que te vas al fonche!, me decían.
A ver qué intrépida lavandera, de las reconocidas en el
foro, es capaz de cruzarla en tacones, con el barreño de ropa en la cabeza, buscando los soleados tamujos de la orilla izquierda.
Ahora en
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