AZABUCHE, hasta ese momento me imaginaba tu garbo y salero pero esa noche lo corroboré personalmente. Fue un verdadero placer para mí y una delicia para mis sentidos oírte cantar, aunque a esas horas ya algunos de ellos empezaban a mezclarse, me refiero a los sentidos. Así que no me extraña que los chupitos de coñac de la botella que nos dio Asun, me supieran igual que la deliciosa agua del tinajón, con sabor a barro, que bebíamos sediento, hasta ponernos moraos y a punto de darnos una “perplejía”, ... (ver texto completo)
Da gusto leerte. Da gusto acompañarte al son de la acordeón (el o la) me lo aclare, oiga. Es un placer, siempre, que estés con nosotr@s. Me contaron el episodio de la sandía y el alicate. No me pude reír más en mi vida. Quien me narró la historia la ardorno de tal manera, como sabe hacerlo, que me dolían todos los huesos del cuerpo de tanto reír. Lloraba sin poder contenerme. Me hizo un favor, pasé un rato muy, pero que muy agradable. Sois unos tíos cojon... Un abrazo.