Querido y respetado Baleares. Me siento ninguneado, preterido, denostado por tu larga cambiada respecto a éste- y a otros- que queriéndote tanto fueron olvidados. Conste que lloro, pero no te lo digo. ¿Ignoras, acaso, que COMPUERTA, no tiene cuerdas sino sogas? Son esas sogas vocales, estiradas convenientemente por manos expertas, las que hacen que el mentado se sienta vivo dentro del bel canto. Lloro, pero no te lo digo. No obstante mi “cocodrilicus llantus”, pondré la cruz donde por ordenanza le
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Mi querido superesdrujulopluscuamperfecto caballeroafrodigentilgalántico , y también “Torino” manso; cómo es posible que te sintieras ninguneado, relegado, excluido o menospreciado, y, sobre todo, denostado, si sigues siendo mi magno depositario de mi fiel confianza. Sólo quise hacer referencia a aquellos que necesitaban ensayar, para recordárselo, y tú no necesitas ningún tipo de ensayo, formas parte intrínseca de los actos programados: eres el libreto, eres la obra, eres el canto; eres el aire que respiro, eres la aterciopelada brisa que acaricia mi cara, eres todo un encanto. Por eso siempre estás conmigo, o te llevo en mi pecho o te tengo a mi lado; eres como la trilogía de ese fabuloso cuento que un día llegaste a contarnos: a veces eres la sombra, a veces eres el viento, a veces eres el sueño de aquellos que soñamos.
Al CHENGUE, le recordé que fuera calentando; al COMPUERTA, que fuera tensando las sogas vocales, porque de afinar cuerdas sería un milagro; y a ASUN, ¡ya no recuerdo lo que le pedía a ASUN!, pero seguro que era algo bueno, que lo sabríamos con sólo probarlo.
Tú sin embargo piensas que te he olvidado, y ¡eso es lo que tú te crees!. Me lo dices con esa carita candorosa; con ese pataleo enrabietao, con ese cuerpo estirancao o desde algún “revolcaero espolijao ”. Ese chantaje que me haces; esas lágrimas de cocodrilo o ese “cocodrilicus llantus”; me crea tan mala conciencia que casi me muero de espanto. Pero has de saber que te quiero tanto, que quisiera consolarte en tu engañoso llanto; así que, con independencia de que llores de satisfacción, de rabia o de aflicción o llores de dolor, el próximo día que te vea te regalo un consolador. ¡Aguanta, que ya no queda tanto!
¡P’a que te enteres! Tuyo. Baleares
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