Bueno, ¿y ahora qué...? Hasta el tobogán se ha mudado de sitio, ¿y eso porqué...? Cuando los ánimos se apagan, es difícil el saber. es que en vez en cuando, es necesario mover o sacudir la encina o
árbol de la
amistad; para que caigan los
frutos secos o muertos. Y es que ya se sabe: los
amigos van y vienen... Y vuelta a empezar. Pero no es menos verdad, que no siempre se baña en el mismo
río ni se lee el mismo libro. Las neveras siguen cerradas, a ver quien las destapa. La duda siempre existe y nunca
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