Hay ya decenas de miles de especies animales con un código de barras genético conocido. Su utilidad no es sustituir los métodos clásicos de estudio de las especies, sino que es más bien "una forma rápida de obtener un
mapa de la biodiversidad", explica Vila. "Revela detalles importantes que de otra forma no veríamos, y muestra dónde conviene profundizar con los métodos clásicos". También permite identificar a qué especie pertenece cualquier muestra biológica hallada en el
campo, ya sean heces o huesos;
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