¡
Extremadura, sí, Extremadura!
Voz y voto apacentado con paciencia desmedida,
y gruñidos desquiciados de berraco enrabietado
confundido con reclamos de futuros
extraños a tu oído extremo y llano.
Diglosia en las veredas de una tierra
que labrada con los versos de otros cánticos
atesora tu fuerza arrolladora
y adorna con su paz tu liderazgo.