Campos verdes y desiertos, cálidas aguas sagradas, salva el verso que escucha… siente el verso que habla. Jean
Que el hombre puebla de orgullo, que orgullo llena de mapas, ya no laten en él los mundos, ya no sueñan allí las barcas.
Su alma verde, verdes campos que a las nubes se declaran; allí los duendes secretos, allí sus coquetas faldas.
Hoy el monte se ha hecho grande y el río un mar de plata, pero mi sueño sigue siendo sentir lo que siente su alma.
Campos verdes, verdes sueños que tiñen de azul la montaña, una gaviota se acerca para mezclarse en sus algas.
Que cada palmo del camino que mi ser recorre y vaga, descubra en el alma un río. arroyo de aguas claras.
Hoy quisiera comprender que, al buscar en su templanza, un silencio que sea dios, un dios: la madrugada.
Hoy quisiera equivocarme al juzgar con mis palabras… versos que saben a cobre, cobre que me sabe a nada.
Que a tientas pregonan las sendas y el mundo vierte en sus aguas, campos verdes, primavera que el tiempo riega y descalza.
Versos blancos, blancos versos que se agolpan en su frente, que escriben cuando el mundo calla, que callan cuando el hombre miente.
Campos verdes, verdes sueños Campos verdes, verdes sueños, verdes sueños, letras verdes, palabras que se hacen versos y versos que se hacen duendes.