Mi querida maestra,
AMAPOLA, soy la Balearina de
Membrío, que le escribo estas cuatro letras para decirle que me acuerdo mucho de usted y para agradecerle que aprendí tantas y tantas cosas bonitas que me enseñó en la
escuela. Pero hoy quiero echarle una reprimenda, aunque no tan grande como las que me echan a mí cada vez que me porto mal. Desde que se ha jubilado usted, ya no nos da las clases de ortografía como nos las daba antes.
Recuerdo que un día usted también nos dijo que “grabar” se escribe
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