¡Cuántos versos, ¡oh, cuántos!, Pensé que nunca he es-crito,
llenos de ansias celestes y de amor infinito,
que carecen de nombre, que ninguno leerá;
pero que, como el árbol, la espiga, el sol, la rosa,
cumplieron ya, prestando su expresión armoniosa
a la INEFABLE ESENCIA, que es, ha sido y será!
llenos de ansias celestes y de amor infinito,
que carecen de nombre, que ninguno leerá;
pero que, como el árbol, la espiga, el sol, la rosa,
cumplieron ya, prestando su expresión armoniosa
a la INEFABLE ESENCIA, que es, ha sido y será!