Por unos instantes, las
flores temieron que fuera a recortarles los bulbos, las hojas o los pétalos… Pero no, el hombre se dirigió a sus habitaciones, se puso el albornoz y, con cierta intrepidez, fue a sumergirse en la sauna, situada en los bajos del
edificio, donde le hicieron un masaje integral. Luego se dirigió a la magnífica
piscina de los elegidos, se tumbó en una hamaca que pendía de unas mimosas de buen talle y desde allí, sorprendiendo a tirios y a troyanos, ordenó que el
agua del
jardín ... (ver texto completo)