Pensando que el visitar el lugar donde nade el Arroyo del Candil, lo haríamos el
primavera... ha sucedido en
invierno. Casualmente nos encontramos a TOMÁS, que en todo modo estuvo atentísimo. Aunque parezca mentira, dá alegria encontrar paisanos y vecinos en los
campos, hoy solitarios. SALUDOS.