Es momento de dar gracias, a pesar de la tristeza que me embarga.
Gracias a mi madre, por haberme dado la vida, por haberme inculcado la Fe.
Madre, es la palabra que mejor te define, ya que dejastes todo lo tuyo y sólo te preocupabas de nosotros.
Gracias, porque para que yo estudiara el Bachillerato en Arroyo, te quitastes a la tia Beatriz (madre de remella) que le lavaba en la rivera y poderme pagar la pensión.
Gracias, porque mientras mi padre mataba tu lavabas en los regatos la ropa menua como me decias.
Gracias por esos baños de ropa lavados en la ribera, quitando el carámbano.
Gracias, porque después de todo un día de duro trabajo, te metias en la cama, helada de frío y nos hacias los jerseys.
Gracias, porque nos hacias la ropa, gracias porque nunca tuvistes vacaciones, gracias por todos tus sacrificios.
Gracias, por enseñarnos a dar todo lo que uno tiene, esa mesa siempre llena para todo el que iba. Gracias por no cobrar a mucha gente la mijina de carne y la mondonga.
Gracias por tu generosidad con todos y principalmente con tu familia.
Gracias por tantos rosarios rezados, de cuanto nos habrá librado............
Gracias por tus noches en vela.
Gracias por tus consejos: Siempre me has dicho: HIJA HAY QUE UNIR LO FEO A LO BONITO. Dándome a entender que nadie es perfecto.
Gracias por haberme dado el ejemplo de vida que me has dado.
Gracias por tus besos, por tus caricias, por tu Amor.
Ya sabes lo que te dije, al final sólo nos juzgaran por el Amor que hayamos dado, y de eso MADRE, tu vas sobrada.
Que orgullosa estoy de haberte tenido como madre.
Gracias, porque te has despedido como una gran madre, diciéndonos a cada uno lo que necesitábamos oir y dándonos la orden-consejo de cuidar de nuestro padre y que permanezcamos amándonos y unido.
GRACIAS MADRE MIA, QUERIDA MADRE.
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