Una pequeña locomotora de vapor debía arrastrar un largo tren.
Andaba muy bien hasta que llegó a una empinada colina. Entonces, por mucho que se esforzaba, no lograba mover el largo tren.
Tiró y tiró. Sopló y resopló. Retrocedió y avanzó. ¡Chu-chu! ¡Chu-chu!
Pero era inútil. Los vagones no subían por la colina.
Al final la locomotora dejó el tren y echó a andar sola por las vías. ¿Creéis que había dejado de trabajar? ¡Claro que no! Iba en busca de ayuda.
“Sin duda encontraré a alguien que me...