No es que seamos desconfiados, porque tenemos un mal concepto de ellos; ya que como decía Manuel Machado: “la sospecha es el indicio de un alma baja; el que desconfía de todos es digno de que nadie se fie de él”.
Estas piedras tan bien puestas, tan bien colocadas – puesto que a pesar de los tiempos los montones no se derrumban- fueron amontonadas por los labradores de este pueblo que en un tiempo hubo y que se salvaron de la “quema”.
- ¿De qué “quema”…?... Muchas piedras se amontonaban para que no estorbaran en la siembra del campo y los montones de piedra le venían muy bien para hacer su vida a los lagartos y a las poipas.