Siempre la visita del obispo De. Manuel, despertó gran expectación en el pueblo desde su llegada a la capital por 1950, año que no es imposible olvidar. Recordamos cuando se le hizo un arco con ramaje por la puerta de la "tía Fermina", en un descuido, empezaron a darles mordiscos, con la contrariedad para unos... Y las risas para los otros. SALUDOS. Esta foto se merece darle por lo menos algo de alegría poniendo nombres a los que nos resulten conocidos. Hay uno con sombrero y bigote y se llamaba D. Juan C. A. No sabemos si es mejor mucha gente con calles empedradas o poca gente y calles bien empedradas. "Las dos cosas" como se dice ahora. SALUDOS.