ALIVIA EL DOLOR
Siempre que nos damos un golpe, se aconseja aplicar frío, ya que las células que rodean al área lesionada exigen una menor cantidad de oxígeno. En el caso de la ducha fría, aplica el mismo efecto, reduciendo los dolores musculares y de cabeza si los hubiera. Además, puede ayudar en los dolores crónicos y la función renal, así como a controlar el estrés.