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Grullas con su gruir, MEMBRIO

RELATOS AL ATARDECER-CCXXIII.
EL SENDERO. Un día, un becerro atravesó un bosque virgen para volver a sus pastos. Como era un animal y no pensaba, trazó un camino lleno de curvas colina abajo, colina arriba. Al día siguiente, pasó por allí un perro y cogió el sendero abierto por el ternero. Poco después, pasó lo mismo con un rebaño de ovejas.
Los hombres no tardaron en transitar por esa ruta. Todos iban por el mismo camino lleno de obstáculos a derecha e izquierda y no paraban de quejarse, pero...
Bonito el campo cuando se viste de verde y los bandos de grullas vuelan sobre los sembrados con su gruir, "Grus, grus, grus..."
En tiempos de Maricastaña se marcharon todos de estos lares y no quedó ni "El Tato" y ni "Rita la Cantaora".