Jóvenes recuerdos llegan a la mente cuando acabamos de desembarcar en la penúltima edad, sin que por ello, nos haga desvanecer: “Navega velero mío… como decía Espronceda - que te queda mucho que contar”: Muchas veces nos echaban de la iglesia las piadosas mujeres que se disponían a vestir a la Virgen y cerraban con ahínco la puerta de entrada; hasta que una buena mañana, a mi buen amigo Paco Flores (él ya la está viendo en persona desde el año 1984), se nos ocurrió escondernos en aquel recoveco que...