Pero nunca a nadie - al menos no lo conocemos - se le ocurrió poner un molino de viento, puesto que fama tenía de correr siempre mucho viento; eso sí, serbio para aventar las patas. Los tiempo cambian; ahora cómo bien se dice: se unen penas y fuego, y es que siempre y ahora, los fuegos dan mucha pena. SALUDOS. Este lugar emblemático está muy cambiado y quién diría en aquellos tiempos que en un futuro llegaría a estar el suelo señalizado para aparcar coches de "penas y de fuego".