Adiós mamá. Nunca imaginé que esta comida fuese la última que compartiríamos. Pocos días después, comenzaba un camino arduo y escabroso hacia clínicas y hospitales. Noche y día estuve contigo, siempre a tu lado, pero inevitablemente te fuiste sin que yo pudiera evitarlo.
Hasta siempre, mamá. Somos del Señor y al Señor volvemos. Seguro que El estará tan orgullo de tu caminar por la tierra como lo estoy yo. Te has ido cargada de buenas acciones. Tu solidaridad con los pobres...