Una pandilla en un
bar. Se toman copas y se habla. Surge el tema del acordeón: que si no la tengo...; venga ve a por ella que cantemos un poco...; que la que hay es la pequeña y tiene teclas mal...; es igual...; bueno, a ver que sale. Y las manos de Tomás sacan notas maravillosas de cualquier acordeón. Así surgió, no es que estuviera preparado y no se avisara. ¡Como nos hubiera gustado que en aquel momento y en aquel lugar hubiera mujeres! ¿Verdad PC? Aunque en
casa de Isabel se pudo
bailar con algunas. Saludos