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A VUELTAS CON LAS ACEITUNAS

De las aceitunas hablaríamos más tiempo que de la toma de la Bastilla: unas, machás; otras, sajás; otras, del año y otras, las químicas, de cualquier tiempo. Pero bueno, lo que nos trae aquí, son las sajás. He aquí un ejemplo ilustrativo de lo que tenemos que tener en cuenta para que éstas vayan a la escuilla con el mejor sabor:

Ø Elegir una variedad que se preste para endulzar; yo elegí la Manzanilla Cacereña (típica de la zona norte de la provincia de Cáceres).
Ø Debe tener un estado de maduración óptimo, ya que las muy verdes tardan mucho en endulzarse y las muy maduras se ponen blandas (las del año, diríamos, zapatúas).
Ø Elegir una buena herramienta para sajar, que esté bien afilada y se maneje con soltura.; en este caso, yo elegí una chata de D. Benito.
Ø Dar un número de chafles en función de su estado de maduración (verdes, entreveladas y negras); en mi caso, les he dado 4 o 3.
Ø Cambiar el agua todos los días y, sepamos, que cuanto más las cambiemos antes perderán el amargor.
Ø Listas para el guiso, a gusto del/a cliente. En nuestro pueblo: Sal (hacer el experimento del huevo), ajo, laurel, tomillo sansero y cáscara de naranja. Unos días y, a papear.

De las machás, noticias tendremos pronto, ¡os lo aseguro! Se supone que, con la bendición del Papa Clemente, estarán buenas; de todas formas, ahí está COGUTA para endulzar el alma a cualquiera. De PC, que deciros, se las come hasta con bicho y, a Pinaryencina, decirle que cuando las pruebe se ayude de un baile por Alegrías.
Chengue estas aceitunas, por lo que veo son rajá, así no te mancharas el pantalón como tu hermano.
Saludos
CaPi, que tal? Seguro que PC probará ante mis acetunas que yo las suyas. Vamos a rezar para que tenga suerte con el guiso.