Aquí me tenéis, de mulillero, dispuesto a palearme una vaca, o a un toro si hace falta, en cuanto me abran la puerta grande de la plaza.
Agradezco que las mulillas se encontraran indispuestas y que me dieran esa oportunidad de gloria en la bonita tarde de vaquillas del 15 de agosto de 2004.