Mi madre tuvo la dicha enorme de dar vida a Josefa, mi única hermana, recuerdo que era una niña risueña, encantadora, nació sana, tenía ojos enormes, y pestañas rizadas; falleció cinco años después
Mi madre era la más feliz, decía cuando estaba embarazada, que podía sentir el latido de entre sus entrañas.
No tuvo miedo, sabía que el dolor le traería la más bella de las emociones.
Todo había valido la pena, bañada en lágrimas se aferró a ella, su primera y única hija mujer.