Cuantas casitas en el campo de nuestro pueblo entre encinas, retamas y jaras, si hablaran tendrían que decirnos muchas cosas agradables de pastores y labradores.
Siempre está la riqueza por encima de la pobreza, hablamos de Cortijos y señoritos, y nunca de las casas de labor del humilde y sacrificado campesino, que desde temprano hasta el anochecer con el sudor de su frente se ganaba el pan de cada día.