En la dehesa olivera
a las horas del calor,
hasta las moscas y hormigas
dejan de hacer su función. Ya se ha tumbado el ganado
a la sombra a sestear,
y las aves en lo alto
quedas y mudas están. Las ranas en el arroyo
junto a la adelfa juncal,
salen y entran al agua
al observar lo anormal. La rulas y las perdices
con su porte señorial,
bajan a beber al zaos
con recelo pertinaz. También las cabras y vacas
y guarros del vecinal,
se pasean por la finca
dejando el tiempo pasar.