Cuidad, de que no se apague, no,
la mecha de este candil, sí, sí.
Que no le falte el aceite, no,
para que pueda lucir, sí, sí.
Que su luz incierta ilumine,
la danza que cantamos y bailamos.
Si se apaga nos asustamos
y no acabamos nuestra danza con candil.