(2) … un tinado, cochera… o llevada una vez preparada al bar. Aun recordamos la mala experiencia de llevarlas al “Bar de Casimiro”, donde todo el mundo se acercaba a la mesa, que estaba en el rincón de la derecha al lado de la ventana para decirnos: “Están muy buenas...”. Era de entender para los que quisieran comprender, que el platillo de cacahuetes el cliente esperaba. Ya nos dirán ustedes…CONTINUARÁ. Saludos. A mí me parecían sabrosísimas; pero siempre me pasó así con todos los animales: no soportaba oir chillar a los cerdos, ni ver a los peces con un anzuelo en la boca... Si yo tuviese que hacer la matanza o pescar o dar con una estaca a las ranas... preferiría comer lechuga, tomates y nueces. No tengo la "culpa" de ser asi... eso que lo vi desde chiquitina. Pero no consiguieron manipularme, jejeje... Bueno... un poco, siiii: como jamón, chorizo y foletes. Por gente como tú "amapola"- sino seríamos muchos- seguimos desfrutando comiéndolas. Es verdad, que ya no estamos en los tiempos del tio "Antonio pescaó", que las vendía por las calles a docena. Eso de que la docena son doce, depende del pueblo que sea, en Ceclavin la docena de huevos son quince sin ir más lejos... y no sabemos cierto, si también el pueblo había esa costumbre. SALUDOS. ... pero disfruto más que antes oyéndolas. Me emociono. A mí de niña me encantaban... Pasaron los años sin probarlas y ahora... me dan pena. No podría ir a cogerlas.
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