Si, "esto es progreso, properidad, ir por el buen camino, estar en la orbita de espacio comun europeo, sigamos asi..." algo nos indica que este amable interlocutor no se ha movido por ese "espacio europeo" o, si hubiera pasado por el mismo, este espacio no ha pasado por él.
Si Membrío -y otros muchos núcleos rurales abandonados a las manos de la suerte- representan en algo el progreso, las mejoras sociales y económicas, el mundo de las iniciativas y de la creación pública y privada, el futuro de los jóvenes (además de pelearse en el gran centro de encuentros Volvoreta). Si eso es así yo debo definitivamente volverme a otro planeta.
La democracia no evita situaciones de dominio en comunidades pequeñas ni -con más dificultad- en las grandes. Existen grandes ejemplos de situaciones de dominio amparadas, en principio, por las normas que según se demuestra en muchos lugares, distan mucho de ser perfectas. Cada realidad requiere su análisis, su diagnóstico, su tratamiento, sus posibles soluciones.
Buscar lo mejor con los y las mejores, afrontar con valentía los nuevos retos y el futuro, luchar con ganas y energía por una comunidad envejecida y vencida por la fuerza de los años, de los engaños, de la sumisión y de la sangría de la emigración requiere valor y coraje, altura de miras, generosidad, mucha dedicación y mucho apego a los menos favorecidos.
Seguramente todos necesitamos un buen paseo por el "espacio europeo" y podríamos compararnos en Membrío por ejemplo con el medio rural francés, alemán u holandés: ¡que pena y que sana envidia!
En los tiempos pasados hubo de soportarse de todo: lo prioritario era alimentarse, salir del agujero, formarse. Pero ahora, palabras como las anteriores, que respeto en lo que significa la opinión y creencias de una personas, duelen más que un buen martillazo en un dedo sobre el yunque de la fragüa.
Que se presente quien quiera, que gane quienes las gentes quieran, pero egañar a los que nunca podrán ver más alla de la esquina de la calle en la que viven ¡no!
LANZAROTE.
Si Membrío -y otros muchos núcleos rurales abandonados a las manos de la suerte- representan en algo el progreso, las mejoras sociales y económicas, el mundo de las iniciativas y de la creación pública y privada, el futuro de los jóvenes (además de pelearse en el gran centro de encuentros Volvoreta). Si eso es así yo debo definitivamente volverme a otro planeta.
La democracia no evita situaciones de dominio en comunidades pequeñas ni -con más dificultad- en las grandes. Existen grandes ejemplos de situaciones de dominio amparadas, en principio, por las normas que según se demuestra en muchos lugares, distan mucho de ser perfectas. Cada realidad requiere su análisis, su diagnóstico, su tratamiento, sus posibles soluciones.
Buscar lo mejor con los y las mejores, afrontar con valentía los nuevos retos y el futuro, luchar con ganas y energía por una comunidad envejecida y vencida por la fuerza de los años, de los engaños, de la sumisión y de la sangría de la emigración requiere valor y coraje, altura de miras, generosidad, mucha dedicación y mucho apego a los menos favorecidos.
Seguramente todos necesitamos un buen paseo por el "espacio europeo" y podríamos compararnos en Membrío por ejemplo con el medio rural francés, alemán u holandés: ¡que pena y que sana envidia!
En los tiempos pasados hubo de soportarse de todo: lo prioritario era alimentarse, salir del agujero, formarse. Pero ahora, palabras como las anteriores, que respeto en lo que significa la opinión y creencias de una personas, duelen más que un buen martillazo en un dedo sobre el yunque de la fragüa.
Que se presente quien quiera, que gane quienes las gentes quieran, pero egañar a los que nunca podrán ver más alla de la esquina de la calle en la que viven ¡no!
LANZAROTE.