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MEMBRIO: Mi apreciado PC, no debo abusar de un foro que es abierto,...

Mi apreciado PC, no debo abusar de un foro que es abierto, mediante epístolas biunívocas que limitar pudieran más amplios horizontes y miradas hacia las lejanías. Pero algo de la forma de ser y sentir de los habitantes estables, o en la diáspora, o de los ya desaparecidos, o de los que vendrán, represnta esta oportunidad comunicadora:
Soledad como la de los hombres y mujeres que en la alborada dirigían sus pasos al encuentro con la "otra soledad", la del campo:
-Pocas palabras, porque a mucho que te extiendas ni apareces.
-Observación, porque en el silencio -apenas interrumpido por esquilones cadenciosos- cualquier signo, señal o rastro era habilidad muy apreciable.
-Trascendencia, porque el habitante de Membrío supo siempre mirar en lontanaza, adivinar los pueblos lejanos, reconocer perfiles nítidos al amparo de una luz de atardecer cristalina, cálida, dorada...
-Resignación, porque, adivinando un mundo mejor y posible, un gesto sumiso ante la enseñoreada presencia de los poderosos, mantuvo (¿mantiene?)inclinada la mirada y parco el gesto de rebeldía.
La Plaza del Pueblo necesita recuperar tanta autoestima que duele solo pensarlo. Por eso no sobra -a mi entender- en esta Plaza la palabra, el pensamiento, la rebeldía...
Y aunque EL MOSQUITO es fugaz, rezongón, molesto y pronto muerto, espera que renazcan entre las calles las viejas canciones en voces jóvenes, robustas, conquistadoras, como las de aquél joven empeñado en entonar la vieja troba "Soldadito Boliviano", hoy convertido en sabio, maduro -digno heredero- y activo pensador, siempre al calor de la Plaza.
Acabo la diatriba y pido disculpas por sus erratas dedicándote -PC- y a quienes quieran disfrutarlo este grandioso poema de Rafael Alberti, seleccionado con cariño por este MOSQUITO, que está a punto de "palmarla" por la amenza de una zapatilla intrusa.
Hasta siempre.
"Si mi voz muriera en tierra,
Llevadla al nivel del mar
Y dejadla en la ribera.
Llevadla al nivel del mar
Y nombradla capitana
De un blanco bajel de guerra.
Oh mi voz condecorada
Con la insignia marinera:
Sobre el corazon un ancla
Y sobre el ancla una estrella
Y sobre la estrella el viento
Y sobre el viento una vela!".